El profesionista globalizado

En las últimas décadas nos hemos enfrentado a un conflicto generacional, que dentro de sus características, ha sido uno de los principales detonadores de una recesión económica mundial sin precedentes.

Los nativos digitales y los migrantes digitales convivimos en un solo mundo que nos presenta dos realidades paralelas.

La primera, nuestra vida diaria. La rutina que empieza cuando nos levantamos de la cama en la mañana, tomamos el desayuno, nos bañamos y arreglamos para comenzar el día en nuestro trabajo o en la escuela.

Nos enfrentamos al perro del vecino, al tráfico en las avenidas, un poco de contaminación aquí, allá, interminables sonidos provenientes de un océano de fuentes ruidosas y por fin, llegar a nuestro destino.

Trabajamos, estudiamos, comemos, retomamos nuestra actividad.

Regresar a casa (o a algún lado más), descansar (o alguna otra actividad más) y a dormir para comenzar de nuevo la rutina.

Esta parte de nuestra realidad, nos ubica en un sólo lugar, en un sólo momento y en una sola ubicación.

Por otro lado, se encuentra nuestra realidad virtual. Ya sea en el trabajo, la oficina, la casa, la calle o donde sea, al momento de conectarnos en línea nos convertimos en seres transtemporales, que se encuentran en todos lados al mismo tiempo, gracias a la inteligencia colectiva que es uno de los valores primarios del uso del internet.

Con ello, nuestras sociedades han derrumbado barreras geográficas que sólo existen en la mente de los acumuladores, aquellos entes que se dedican a guardar para sí, dinero o poder.

Somos parte de un mundo fraccionado en nuestra realidad, pero íntimamente conectado en nuestra virtualidad.

Todos. Somos. Uno.

Saúl Alfonso